¿Qué te pasa Eclipse de mis entretelas?
Cuando programo en Java vivo dentro de Eclipse. Eclipse puede hacer de todo, y tiene plugins para cualquier cosa que te puedas imaginar. Se integra con Ant, Maven, Jira, Tomcat, SVN, CVS, Spring, etc. Si no tienes un plugin para Eclipse no eres nadie en el mundo de Java. Sin embargo, mi experiencia con Eclipse es agridulce. Consume memoria como un condenado y se queda colgado a menudo. A veces el UI -la interfaz de usuario-simplemente deja de responder y es imposible saber qué ha pasado. Seguramente sea alguno de los plugins que tengo instalados. Intento no instalar demasiados plugins en Eclipse, pero entre Maven, el SVN, Mylyn, Groovy, Grails, etc, al final acabo con más 'extensiones' que Yola Berrocal.
Sea lo que sea, Eclipse se queda tonto cada dos por tres. No sé que es lo que estará haciendo, ni por qué deja tonto el UI. Reinstalo Eclipse y sigue pasando lo mismo. Puedo entender que, por ejemplo, Subclipse, el plugin para SVN, tenga que hacer cientos de comprobaciones y que tenga que conectarse al servidor de SVN para cada una de ellas. Al final, todo tiene que consumir tiempo y recursos, pero, ¿por qué, Subclipse, no haces todo esto en otra hebra y deja que mi UI siga respondiendo?
Los caminos del Eclipse son inescrutables. Para saber que está pasando habría que mirar el código y localizar al módulo culpable. And I don't feel like that.
A grandes males, grandes remedios. Aprovechando que últimamente tengo más tiempo para cacharrear con nuevas tecnologías, he decidido enseñarme a programar en Scala. Os dejo para otro día la explicación de por qué Scala es la caña. Por hoy basta con decir que como mi vida sería demasiado sencilla si sólo tratara de picar código en un lenguaje en el que soy novato, he decidido complicar la cosa un poco más.
Y nada mejor para complicarse la vida que un descabellado experimento de 30 días. Durante los próximos 30 días voy a hacer toda mi edición de textos y programación en el venerable emacs.
¿Acabaré loco o convertido en un übergeek? Puede que las dos cosas... Pero ya os contaré.
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