¿Ha llegado el momento de una Democracia Directa?

La democracia es el gobierno del pueblo. En un sistema democrático el pueblo es soberano para dirigir los asuntos públicos.

La primera democracia conocida, la de la antigua Atenas, era una democracia directa. Los propios ciudadanos se reunían en la colina de Pnyx para elegir los cargos públicos y tomar las decisiones que afectaban a la Ciudad Estado. Cada ciudadano tenía su propia voz y su propio voto.

Después de la Antigua Grecia la democracia desapareció de la historia para aparecer posteriormente en Suiza, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, etc. Hoy en día la mayoría de los países del mundo se consideran a sí mismos democráticos, y muchos lo son en cierta medida.

Sin embargo, en su reaparición en la Edad Moderna, la democracia se encontró con un problema logístico: Es físicamente imposible que todos los ciudadanos de un estado moderno se reúnan en una asamblea para discutir y votar las decisiones y leyes públicas. Los estados acabaron reemplazando la democracia directa por un sustituto descafeinado llamado democracia representativa. En la democracia representativa los ciudadanos siguen siendo soberanos, pero en vez discutir y votar cada cuestión directamente, eligen a unos representantes, los políticos electos, para que voten y discutan por ellos.

En teoría, en una democracia representativa los políticos no están para mandar sino para representar a los ciudadanos soberanos.

Y digo en teoría, porque en la práctica los ciudadanos no suelen verse identificados con la clase política y con sus intereses.

Los políticos temen perder el apoyo ciudadano, pero en el ínterin entre elección y elección se sienten autorizados a hacer lo que les dé la gana sin volver a contar con la ciudadanía.

El resultado es que la ciudadanía se siente cada vez más ajena a la vida política.

La cuestión es que nos encontramos en el comienzo de una nueva era, donde todos estos problemas dejan de tener sentido. Gracias a Internet y a los modernos medios de comunicación las antiguas limitaciones que impedían llevar a cabo una democracia directa ya no existen. Internet hace posible que los ciudadanos puedan expresar su opinión y votar sobre cualquier asunto público que les afecte desde su propia casa.

La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Ha llegado el momento de probar una Democracia Directa?

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